PARAÍSO PERDIDO
Fahmi Alqhai, viola da gamba y arreglos musicales
Patricia Guerrero, baile flamenco y coreografía
Sara de Molina, actriz
Dirección escénica: Juan Dolores Caballero
Programa
Marizápalos (baile sobre soleá)
Gaspar Sanz (1640-1710) – Fahmi Alqhai
Marionas (bulerías)
Gaspar Sanz (1640-1710) – Fahmi Alqhai
Canarios (sobre tangos)
Gaspar Sanz (1640-1710) – Fahmi Alqhai
Les pleurs
Monsieur de Sante-Colombe (ca. 1640- ca. 1700)
Passacaglia para violín solo, de las Sonatas del Rosario (sobre peteneras)
Heinrich Ignaz Franz von Biber (1644-1704)
Fandango
Santiago de Murcia (1673-1739) – Fahmi Alqhai
Sarabande de la Suite V para violoncello BWV 1011
Johann Sebastian Bach (1685-1750)
[57:11-1:11:45]
Chaconne de la Partita II para violín BWV 1004
Johann Sebastian Bach
Resumen breve
En un espectáculo estrenado en la Bienal de Flamenco de Sevilla de 2020, Patricia Guerrero y Fahmi Alqhai funden la danza flamenca con la mejor música barroca, desde el repertorio español hasta la mítica Chacona de Bach.
Notas al programa
En la Sevilla del 1600 las fiestas del pueblo, sus cantes y bailes callejeros y, en particular, los de los negros asentados en ciertos barrios de la ciudad como San Bartolomé seducían a las clases pudientes: un ambiente fascinante y pecador, atractivo pero gravemente censurado por los moralistas. En el imaginario de las clases altas esas fiestas evocaban por un lado el paraíso perdido del Nuevo Mundo, en el que la desnudez de Adán y Eva era el estado natural, pero por otro una oscura atmósfera nocturna preñada de lúbricas danzas en la que los pecados capitales raptaban cuerpos y almas.
Entre la aristocracia —primero sevillana, luego hispana, después europea— se ponían de moda folías, canarios, chaconas o la obscena zarabanda, danzas llegadas desde América por el puerto sevillano con esos ritmos de doce tiempos que hoy escuchamos en alegrías y soleares, aunque blanqueadas de su pecaminoso pasado para ser aceptadas en los refinados ambientes palaciegos. Esas danzas iniciaron así caminos paralelos entre lo luminoso y lo tenebroso, entre la inocencia y el vicio, con los pecados capitales como puentes entre la cultura de los opresores y la de los oprimidos. Nuestro espectáculo se inspira en esos barrocos claroscuros para comunicar dos senderos contiguos, separados pero continuamente enlazados por las tentaciones: los soberbios marizápalos, las lujuriosas marionas, la envidiosa passacaglia y el iracundo fandango nos llevarán, tras una zarabanda ya perezosa, a una avariciosa chacona,que todo lo quiere, en la que el flamenco se nos estiliza y Bach se nos aflamenca.
Juan Ramón Lara